No… no hay necesidad de que preocuparse mamá… no me quejaré de la elaboración de las comidas… ni de su sabor o contundencia… además creo que ni te debes preocupar por eso -pues casi nunca cocinas-. Generalmente almorzamos a la 1:30… aunque son las pocas veces en las que lo hacemos todos juntos… pero eso es porque somos una familia disfuncional… no voy hablar sobre mi familia y su disfuncionalidad porque será parte de otro posteo – claro, siempre y cuando mis papás no se enteran antes que voy a rajar sobre ellos-. Comencemos entonces:
1.- Escuchar a Cacho ( Carlos ) gritar exageradamente, podría interrumpir una conversación importantísima – mayormente sobre qué día es hoy- entre nosotros. – No soy homofóbico por si acaso-
2.- Juan ( hermano mayor ) es muy apasionado con el regalo que le dio… ¿Dios? : estoy hablando de su habilidad para tocar el órgano – el que emite sonidos… mentes sucias -. Su pasión es tanta, que a veces se le ocurre tocar justo minutos antes de que empecemos a almorzar, cómo mi mamá es muy hogareña y quiere mucho esa “unión familiar”… a veces tenemos que esperar a que Juan termine de tocar para comenzar a almorzar los cinco juntos… como si fuéramos una verdadera familia. Lamentablemente Juan no toca una canción sino… un mix de todas las canciones del grupo cinco.
3.- Cuando mi viejo llega de “trabajar” – no sé porqué lo escribí en comillas –, al abrir la puerta siempre se topa con todas las “desgracias” de Sisi – la perra de mi hermana (tal vez si dijese mascota toda esa frase no podría tener un doble sentido) -, entonces cuando comienzo a saborear los deliciosos platos que la intrépida y aventurera culinaria de mi empleada hace, escucho quejarse a mi viejo diciendo cosas como: “ Recojan la caca de la Sisi” o “ Hay un charco de pichi en la sala “… cuando escuchas eso y estás inoportunamente comiendo… te provoca vomitar.
4.- El número cuatro de la lista recopila muy lacónicamente las demás cosas que me fastidian durante los almuerzos:
- Mi viejo.
- Los mosquitos.
- Los platos hondos pequeños y oscuros que te hace pensar que te han servido mucho pero en realidad no es así… los ojos son fáciles de engañar.
-Los jugos calientes – en verano –.
- Los silencios que se producen en la mitad de una conversación.
- Mi hermano eructando.
- Mi hermana cuando cambia de canal para ver los “impredecibles” finales de sus novelas.
- Cuando terminas primero y miras que ya no hay más en la olla y para colmo el resto de tu familia no te quiere invitar lo que le sobran.
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