miércoles, 25 de noviembre de 2009

DESCRIPCIÓN DE UN CRIMEN


Sólo con abrir la puerta te das cuenta del terrible escenario y lo doloroso que debió haber sido esa muerte, seguramente lenta… lenta como comenzar a cortarte el brazo con una sierra… poco a poco, ignorando el sufrimiento que experimentas con cada segundo que pasa. Al pasar, uno se topa con toda la ropa, en su mayoría prendas interiores, que se encuentran tiradas como en una especie de camino desde la sala y hasta la cocina. La ropa era muy ancha… tan ancha que uno difícilmente creería que esas prendas les podría pertenecer al hombre extendido boca abajo en el piso. El hombre era de contextura promedio, no era tan alto… pero su cuerpo estirado en el suelo con los brazos y piernas abiertas te daba toda una percepción contraria. Su pelo era corto, con muestras de haberse arrancado mechones en esos momentos de desesperación y sufrimiento. El hombre, de aproximadamente 34 años, presentaba abolladuras, cortes y sus ojos desorbitados representaban el dolor que guardan para siempre el secreto de quien lo mató. La cocina se puede ver totalmente normal si es que sólo le das un vistazo desde la puerta, pero una vez que te acercas al repostero y miras abajo… te das cuenta que yacen tirados dos cuerpos sangrando de un color rojo fuerte y vivo. En el repostero se pueden todavía ver las manchas de sangre que salpicaron del cuerpo de los fallecidos. Las ollas, las sillas y hasta la mesa con todos los platos recién servidos para la cena estaban intactos. La mujer que yacía en una posición de 180 grados era la más afectada. La única prenda que le quedaba estaba rasgada y se encontraba debajo de sus pantorrillas. Una mujer que parecía haber sido abusada violentamente y desnaturalizadamente maltratada. Una mujer que parecía haberse asustado por la forma como había cerrado sus puños. Una mujer que sólo pudo escuchar lo que estaba pasando porque sus manos ya estaban ocupadas queriendo tapar sus ojos como negándose a reconocer la traumática realidad de haber sido violada por tan deslamada persona. El objeto del delito se podía descifrar con facilidad, cartas de amor destrozadas, una foto de la mujer besando a otro hombre, copas de vino y botellas desparramadas en el piso. Todo esto parecía indicar que la persona quien los había matado sería el esposo de la mujer. Los cuchillos que se encuentran encima de la mesa están manchados de sangre en su totalidad. Cuchillos que están doblados producto a la fuerza que puso el asesino al cortar los brazos de la que le juró amor eterno y fidelidad.

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