viernes, 29 de enero de 2010

"Tenía miedo a ser pillado por mis viejos… pero eso me movía más a ver la pela"


Esta anecdótica historia me la contó un amigo de mi amigo.

El silencio de la noche… te abruma, a veces te asusta pero… casi siempre te intimida. Eran la 1 y media de la noche, me quedé hasta tarde haciendo un trabajo, eso de los que son fáciles de terminar, pero ya que tus amigos están en línea también a esa hora, te distraes más conversando con ellos dejando el trabajo para el final – exactamente faltando 10 minutos lo empecé-. Había dormido casi toda la tarde. Me sentía agotado después de escuchar al Padre Perleche – un padre cuya sólo presencia implica que nos arrodillemos y gritemos aleluya… el pata se cree el Mesías Salvador… no el Mesías Salvador que vino hace años… osea no es ni siquiera la resurrección del Mesías… sino es otro nuevo… es prácticamente como si fuese un integrante de la Santa Trinidad… osea la Santa Cuaternidad con él-. Logré estar en casa a eso de las tres, almorcé y me tiré un jato de tres horas. Pasó toda la noche y no tuve tiempo de hacer el trabajo de la U, entonces bueno… ya saben… lo terminé a la1 y media. Estaba totalmente despierto… en pilado… nada agotado, entonces decidí prender el televisor y marqué el canal 74, tenía ganas de ver películas. Comencé a hacer mi zapping de todos los canales para ver qué bueno había, entonces… me topé con una película para mayores… con la serie Emanuelle de The Film Zone. Tenía mucho miedo… y ése miedo como medio que me excitaba… tenía miedo de ser pillado por mis viejos… pero eso me movía más a ver la pela. Lo que hice fue simple… bajar el volumen y empezar a pasar los canales cada dos minutos por si alguien llegase a venir y yo no me gane con eso. Sentí que tenía que bajar más el volumen, entonces comencé a escuchar un ruido… un sonido de voces que coincidían con los labios de los personajes de la película, pero que raro… me dije, entonces me di cuenta que el ruido provenía del cuarto de mis viejos… me sorprendí porque no me gustaba la idea de que mis viejos viesen pornografía también, entonces bajé el volumen por completo y pude escuchar claramente el sonido, saliente del cuarto de mis viejos, de una chica gimiendo mientras repetía: “Oh my God”… “Yeah”… que embarazoso se sintió ese momento… especialmente cuando mis viejos se dieron cuenta que yo me gané con eso y quisieron apagar el televisor y pretender que nada había pasado nada. Ése día me sentí convencido de que la mejor manera de ver porno era por medio del internet.

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